martes, 27 de octubre de 2009

MI DIOSA AFRODITA X

Después de retroceder dos pasos, me di la vuelta para quedar de espaldas. Intentaba hallar las palabras justas, aunque no era sencillo.

- Pilar, el inspector me estuvo explicando algunos detalles… - La miré un instante y entonces fue ella la que se alejó. Con la cabeza gacha, esperó en silencio que yo siguiera hablando. – No acierto a entender que clase de relación teníais Oscar y tú.

- No te esfuerces. Ciertas cosas sólo se comprenden cuando se sienten. – Comentó sin variar su posición.

- Pero es que… - Me acerqué y cogiéndola del brazo, la obligué a mirarme. – Me gustaría entenderlo. Me sentiría mucho mejor sabiendo que es exactamente, lo que conduce a una pareja a tener una relación como la vuestra.

- Te voy a pedir un favor. – Dijo decididamente. – No me pidas que te cuente cómo era mi vida sexual con tu hijo. – Aquello sonó tajante, pero insistí una vez más.

- No te estoy pidiendo detalles, sin embargo, te agradecería cualquier argumento que justificase algo así.

- ¿Justificar? – Replicó casi gritando. – ¡No tengo ninguna intención de justificarme ni ante ti, ni ante nadie! Yo amaba a Oscar, y me limitaba a darle lo que sabía que le gustaba. Yo era su Diosa, su Diosa Afrodita. Me lo repitió hasta la saciedad, tanto que me lo creí. No había nada que le agradase más, que sentirse humillado por mí. Y a mí me excitaba sobremanera verle rendido a mis pies, tener ese dominio sobre él. – Las últimas frases las dijo con voz queda, con un toque de nostalgia, los ojos inundados por las lágrimas y, aunque no fuese su intención, también sonó a disculpa. – Sofía… - Se acercó más calmada. – Yo sí te entiendo a ti. La primera vez que me lo sugirió, pensé que estaba loco, pero cambié de opinión con el tiempo. No sé qué te ha contado el inspector, no tengo idea de qué está rondando por tu cabeza, pero opino que lo mejor sería que lo vieses como un simple e inocente juego erótico. No te imaginas el nivel de complicidad que se estaba creando entre nosotros. Y justo cuando mejor estábamos… - Susurró con melancolía. – El cabrón que le mató sí que se cebó con él. – Concluyó sorprendiéndome.

- ¿A qué te refieres?

- Me has dicho que la policia te había contado detalles. – Parecía más sorprendida que yo.

- Una pequeña parte, por lo que veo.

- Entonces, he metido la pata. – Intentó evitar el tema, pero no se lo permití.

- ¿A qué te refieres cuando dices que se cebaron con él? – Me daba miedo lo que estaba a punto de escuchar.

- No se si debo… - Se apartó de mí, pero la mirada suplicante le pudo. – Fue una especie de sesión sado, pero a lo bestia. – Medité sus palabras durante un par de minutos. - ¿Sabes? Quiero pensar que desde el principio fue contra su voluntad, sin embargo, conociéndole, cabe la posibilidad de que estuviese allí por gusto.

- No sé si te entiendo.

- Es muy sencillo. ¿Y si no tenía suficiente conmigo? ¿Y si quiso ir más allá y se les fue la mano? – No pudo seguir, rompió a llorar angustiosamente.

Yo, por mi parte, ya no me sentía con fuerzas para más aquel día. Cada minuto que pasaba, la maraña crecía más y más en mi cabeza. Pasé de estar preocupada por una relación que, si me paraba a pensarlo, ya no existía, a atormentarme que clase de persona era mi hijo.

Entonces Pilar se sentó con un movimiento extraño, parecía mareada. Me agaché a su lado y ella se llevó una mano al vientre mientras sonreía levemente, gesto que no entendí en un primer momento.

- Aún no te lo he dicho. Con todo esto… - Se secó las lágrimas y entonces reaccioné.

- ¿Estás embarazada? – Se limitó a asentir con la cabeza y yo no pude más que abrazarla.

2 comentarios:

Magia dijo...

No sé porqué pero ahora creo menos a Pilar, ¿embarazada?... ¿de quién?... ¿y si la mano se le fue a ella?... Muchas preguntas por ahora, y ahora todas parece que la única que las puede responder es ella.
Saludos. Ciao.

Anónimo dijo...

Bueno... ya estoy al día.
Creo... que al final, el que no va a ser tan bueno como parecía, es el hijo.
Por cierto, SIS, cada vez que pones un trocito, es como el tic tac de compás... voy cambiando de uno a otro mis sospechas de quien es el asesino... o la asesina...
(espero que se llame compás lo que se usa en música para medir los tiempos... )
Como las historias de Agatha Christie... voy a hacer el ejercicio que siempre hago, para adivinar al asesino... o sea, pensar en quien, de ninguna manera puede ser...
Será la misma madre... en plena sesión de sonambulismo, o hipnotizada por su psicólogo....
:-)
En serio, ya no se pa donde me va a mandar el compás el próximo trocito.
Saludines..
LIS