viernes, 23 de octubre de 2009

MI DIOSA AFRODITA IX

La noche fue larga, no conseguí dormir mucho, demasiada tensión acumulada en las últimas horas, pero aún así, me desperté relajada. Antes de levantarme, miré la foto de Oscar que había colocado en mi mesilla de noche después de lo ocurrido, le sonreí y con voz firme le hice una promesa.

- Si tú creías en ella, yo también lo haré. Espero no equivocarme. Pero no voy a descansar hasta averiguar quién lo hizo.

El abogado había madrugado más que yo, ya se encontraba en la celda con Pilar cuando llegué. El inspector me invitó a desayunar con él mientras esperábamos y acepté gustosa. Sólo hice un intento por averiguar algo más de la investigación, pero eludió mi pregunta, dejándome claro que su ofrecimiento era pura cortesía, nada que ver con su trabajo. Así que no pude más que sentirme halagada; aquello tampoco podía ser muy habitual.

Fue un verdadero alivio escuchar de boca del abogado, que las pruebas con las que contaba la policía, no eran suficientes para retener a Pilar por mucho más tiempo. Según él, en cuanto el juez las examinara detenidamente, la dejarían en libertad, pero un poco de presión ayudaría a aligerar las cosas. Al fin y al cabo, le había contratado justo para eso, para que la sacara de esta situación, si estábamos en lo cierto al creerla inocente.

No conseguí entrar a verla hasta cerca del mediodía. Parecía cansada, unas visibles ojeras daban a entender que había sido una noche larga. Miré a mi alrededor pensando cómo debía de ser pasar tantas horas metida en ese agujero y antes de que tuviese tiempo de decir nada, ella se abalanzó sobre mí para abrazarme.

- Gracias. – Alcanzó a decir un tanto emocionada.

- No me des las gracias. – En un primer instante, no sabía con certeza que era exactamente lo que me agradecía. – Yo no he hecho nada.

- Sí que has hecho, y mucho. Méndez Haro es uno de los mejores especialistas en derecho penal. – Siguió hablando con un entusiasmo impresionante, pero por mi cabeza rondaba otro asunto en ese momento. - Me ha dicho que en unos días, todo esto será agua pasada. Ahora sólo nos queda confiar en la policía y esperar que encuentren al verdadero culpable. – Me aparté de ella y debí de hacerlo con cierta brusquedad, porque se quedó callada mirándome. - ¿Ocurre algo, Sofía?

No sabía por dónde empezar, ni siquiera estaba segura de querer hablar de ello.

1 comentario:

Magia dijo...

Yo no sé si reaccionaría igual frente a tanto entusiasmo. Desde luego, no me parece muy normal, aunque a estas alturas ya no sé qué puede serlo, salvo la aflicción de la que perdió a Oscar para siempre. Vuelve a no gustarme Pilar. Ja, ja...
Saludos. Buen finde. Ciao.