jueves, 18 de octubre de 2007

LLUVIA





Llueve, llueve y sigue lloviendo. Me encanta ver la lluvia caer, el olor a tierra mojada, escuchar el repiqueteo de las gotas envuelta en una manta delante de un tazón de leche caliente, pero en exceso todo cansa.

Hacía mucho que no vivíamos en otoño tan lluvioso en esta zona, espero escuchar las estadísticas para comprobar si es sólo una sensación que tengo yo.

martes, 16 de octubre de 2007

RELATOS EN CADENA IIII

Pues otra semanita más sin éxito.


La frase para empezar:

Aquel sería el primer gesto maternal consciente que recuerdo.

Mis relatos:

Aquel sería el primer gesto maternal consciente que recuerdo. Odio se podría llamar a lo que sentí cuando supe que estaba embarazada, sin embargo cuando me dijeron que aquellas perdidas podían derivar en un aborto, me llevé la mano a la tripa mientras una lágrima resbalaba por mi mejilla. Sé que suena a tópico, pero ahora entiendo a mi madre.

Aquel sería el primer gesto maternal consciente que recuerdo. Algo tan simple como coger la cajetilla de tabaco y tirarla a la papelera, ahora ese pequeño ser era mi prioridad, nada de cigarrillos ni de alcohol, comer sano, hacer ejercicio suave… todo lo que nunca había sido capaz de hacer por mi misma.

Aquel sería el primer gesto maternal consciente que recuerdo. Después de haber jugado con ella durante interminables horas, de pelearme con mi madre para que la dejara dormir en mi cuarto, de darle parte de mi cena a escondidas aún a sabiendas de que me iba a quedar con hambre, ahora me pagaba arañándome si intentaba acercarme a sus cachorros.


La semana que viene no sé si escribiré algo

lunes, 15 de octubre de 2007

LA PANTANADA DE TOUS

Esta semana se cumplen veinticinco años de la trágica pantanada de Tous y cincuenta de la riada de Valencia, lo cual me recuerda que en nuestros tiempos todos estos desastres son atribuidos al cambio climático, sin embargo ya los árabes llamaron a uno de los ríos que provocó aquellas inundaciones Júcar, que si no estoy mal informada significa devastador. Que fácil echarle las culpas al cambio climático.

Desde que tengo uso de razón he visto crecidas de los ríos que me han puesto los pelos de punta, así todas las personas que viven en la ribera del Júcar, el cual presenta habitualmente este tranquilo aspecto.



Aquel día era más bien este.




Mi abuelo, que por aquel entonces contaba setenta y tres años, le dijo a mi abuela: “Esto ya lo hemos visto muchas veces, no pasará nada. Vamos a dormir” Que equivocado estaba. A la una de la madrugada escuchó a una vecina decir: “Mira, ya sube el agua por las aceras.” Se levantó de un salto descubriendo que tenía la casa inundada, cogió a mi abuela en brazos y la llevó hasta la escalera que sube al primer piso. Luego intentó salvar los objetos de valor mientras escuchaba el sonido del agua al colarse por desagües, emerger de la taza del váter…

Yo tengo un recuerdo extraño de aquellos días, apenas tenía once años, vivía en un segundo piso por lo que se veía desde otra perspectiva y lo único que me importaba es que esa tarde tenía un examen de lengua para el que no había estudiado nada y al suspender las clases me libré. No pensaba el daño que podía causar aquello en una comarca donde se vive directa o indirectamente de la cosecha de naranjas, ni me acordaba de que mi padre tenía un dineral invertido en fungicidas que se echaron a perder en su totalidad.

Para los niños de mi edad era como un juego, pasarnos tres días chapoteando en el barro sin que nuestros padres nos riñeran… ahora entiendo que tenían preocupaciones mayores. Al crecer vi fotos, leí libros sobre el tema y entendí la magnitud de aquel hecho.

Para los que no conozcan lo que realmente paso os diré que el muro de contención de un pantano cuya capacidad era de ochenta hectómetros cúbicos, o lo que es lo mismo, ochenta mil millones de litros, (Por si alguien es de letras) se agrietó y durante varias horas se fue desintegrando por la erosión del agua. ¿Qué material usarían para hacer aquella chapuza?





Las zonas cercanas al pantano quedaron con capas de dos a tres metros de gravilla y cuando digo zonas me refiero a cientos de miles de kilómetros cuadrados. Murieron más de cuarenta personas, aproximadamente trescientas mil quedaron sin hogar, incluso pueblos enteros como en el caso de Gavarda, Beneixida… cambiaron su ubicación reconstruyéndose en lugares más elevados.



En los meses posteriores recibimos ayuda de todas partes, llegaban camiones, helicópteros cargados de comida, mantas, ropa, zapatos… aquello era como otro juego, ir a hacer cola para recoger tu parte… pero estos días, al ver el desastre que de nuevo las lluvias de octubre han ocasionado en pueblos como El Vergel, Beniarbeig, Els Poblets, a tan solo cuarenta kilómetros de mi casa, con el aniversario de aquello tan cerca, se me eriza la piel.







Espero no tener que volver a vivir una situación similar, sea de quien sea la culpa.

PD: Una anécdota curiosa que se me quedó de aquel suceso. Tras permanecer tres días sin suministro eléctrico, sin agua potable, recuerdo a mi madre diciendo: “No fregábamos ni lavábamos ropa porque no había agua, no planchábamos porque no había luz, pero que me explique alguien porque narices no hacíamos las camas.”

jueves, 11 de octubre de 2007

PRAGA

¿Puede uno enamorarse de una ciudad? Puede, os lo aseguro.



De todas las ciudades que he visitado, no hay ninguna sobre la que pueda decir que no me gustó, yo siempre he defendido que cada lugar tiene su encanto, pero lo que me sucedió en Praga no me ha pasado nunca más.



Quizás fuese porque era mi luna de miel y eso conlleva muchos recuerdos muy agradables, jajajaja. Bromas aparte, también estuve en el mismo viaje en Viena y Budapest y de éstas no guardo un recuerdo tan especial.





La cuestión es que he escrito estos días un relato cuyo escenario tenía que ser dicha ciudad, he tenido que sacar mis planos, guías… cuantas imágenes se han colado en mi cabeza, la verdad es que es un lugar ideal para perderse, pasear…



Hay muchos sitios que ya he visitado y a los que me gustaría volver, pero Praga… os aseguro que volveré a pasarme por allí.


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miércoles, 10 de octubre de 2007

RELATOS EN CADENA III

La frase de esta semana era la siguiente:

En ese instante, todos supimos que jamás volveríamos a vernos.


Y mis relatos estos:

En ese instante, todos supimos que jamás volveríamos a vernos. Siempre ocurre lo mismo, promesas y más promesas, pero luego nadie se acuerda de los demás. Con los nuevos destinos en nuestras manos emprendimos los respectivos caminos sin mirar atrás. Quizás la casualidad o la fatalidad lo hicieran posible, aunque nadie confiaba en ello.


En ese instante, todos supimos que jamás volveríamos a vernos. No existía un motivo aparente, fue como una sensación extraña que nos inundó. Después de esos días tan agradables que habíamos pasado juntos, resultaba inexplicable, pero era así. Al subir al tren e ir alejándonos tuve la certeza. ¿Por qué? Nunca lo sabré, aunque el tiempo me ha dado la razón.

martes, 2 de octubre de 2007

RELATOS EN CADENA II

Pues nada, una vez más no ha habido suerte, así que ahí van mis relatos.


Frase de la semana:

No sé si os pasa, pero yo nunca logro evitar que los restos de ceniza manchen la madera del mueble del comedor.


Y esto fue lo que se me ocurrió:

1/ No sé si os pasa, pero yo nunca logro evitar que los restos de ceniza manchen la madera del mueble del comedor. Intento detenerla pero me resulta imposible, a la menor ráfaga de viento se escapa volando en diminutas partículas que se esparcen por todas partes, mientras me desespero ante la impotencia que me produce el inevitable suceso. Trato de luchar con ellas, de impedirles el paso, pero es tan absurdo como transportar agua con un colador. Cierro la ventana, entonces tropiezo, me aferro a la cortina, aunque sólo consigo arrancarla de cuajo. Al desprenderse produce tal ventolera, que el impulso que da a mi enemigo es absolutamente incontrolable. Parece que está nevando y yo, rendido, lo observo desde el suelo.

2/ No sé si os pasa, pero yo nunca logro evitar que los restos de ceniza manchen la madera del mueble del comedor. Mi madre está harta, dice que nos va a coger a mí y al cacharro donde suelo quemar esos bastoncitos que encima apestan y que nos va a echar a los dos por la venta. Yo creo que no se ha parado a pensar que el daño que podría ocasionarme la caída, es infinitamente superior al causado a la librería. Definitivamente los jóvenes vemos el mundo desde otra perspectiva.