jueves, 18 de octubre de 2007

LLUVIA





Llueve, llueve y sigue lloviendo. Me encanta ver la lluvia caer, el olor a tierra mojada, escuchar el repiqueteo de las gotas envuelta en una manta delante de un tazón de leche caliente, pero en exceso todo cansa.

Hacía mucho que no vivíamos en otoño tan lluvioso en esta zona, espero escuchar las estadísticas para comprobar si es sólo una sensación que tengo yo.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Como bien dijiste en exceso todo cansa, por aqui es un poco el contrario, este sol agobia un poco, desde mayo, y aunque llovio algunos dias, vuelve el calor.
Me gustaria que empezara a llover pero si es igual que los pasados años tendre q esperar a noviembre para abrigarme.
Saludos
Maggy

Anónimo dijo...

Pues sí, en exceso nada es bueno y es que parece ser que os estais llevando toda la lluvia...porque por aquí ni gota por el momento y tampoco hace frío como otros años..

Anónimo dijo...

Pues sí, como dice maluml, os estáis llevando toda la lluvia, porque por aquí, nada. El sol que no tuvimos en verano, nos viene ahora.

Anónimo dijo...

Parace que el clima se ha trastocado, llueve en tu tierra y en la mía no, lo que resulta muy extraño. A mi me encanta la lluvia y las sensaciones que me produce cuando cae, ese estado de cierta melancolía que acompaña a la entrada del otoño,... El problema es cuando después de unos días no para, el efecto ya es el contrario. Un beso
Tempodelecer
P.D.: De todas formas espero que por ahí deje de llover pronto, al menos como lo está haciendo.

dsdmona dijo...

Aquí ha llovido tres días, después un sol radiante... aunque lo prefiero

D.

Anónimo dijo...

A mi la lluvia me evoca muchas cosas, como a tí oir el gorgoteo de las gotas caer, o chocar en el alféizar de la ventana o cuando salpica como la brillantina sobre el mismo cristal y las veo desde un lugar más cálido y confortable, me relaja y me alegra porque el agua es vida donde yo vivo, y nuestros mares de olivos no podrían resistir sin la esquiva visita de su amante preferida, la lluvia. Otras veces, me evoca tristeza tal vez por la ausencia de luz los días lluviosos o soledad, tal vez por lo desérticas que quedan las calles, donde el protagonismo lo adquieren los objetos móviles o inmóviles, que a su vez me evocan la fragilidad o la fortaleza de todas las cosas cuando la tempestad arrecia.
Y siendo así, si pudiera invocar a un dios cualquiera para que lloviera más y mejor, perdería el alma en tal intento porque valdría la pena siempre.
Saludos. Magia.

Anónimo dijo...

Bueno yo con este post de la lluvia ya me mojé bastante, cuando vuelve a escribir?
S.