Hoy voy a dedicarle unas palabras a alguien a quien aprecio mucho y que recientemente ha sido madre.
Antes que nada, ¡¡enhorabuena guapa!!
Recuerdo hace un año aproximadamente, cuando empezó el tratamiento de fertilidad, la notaba tan asustada y tan nerviosa, aunque no me extraña, no era la primera vez que lo intentaba, ya hace unos años pasó por todo el proceso sin éxito, hasta que decidieron que sería mejor que probara su mujer.
Tuvieron un niño precioso y aunque sé que lo adora, supongo que sentía esa necesidad de vivir en carne propia una experiencia similar. No fue fácil, lo sé, incluso se le pasó por la cabeza desistir después del primer intento fallido, pero siguió adelante.
Soy consciente de que no ha sido un camino de rosas, sin embargo alguna “rosa” te encontraste en ese camino que te ayudó a llegar al final y ahora que tienes a tu hija en brazos seguro que das gracias por no haberte dejado vencer.
Después de todo esto y deseando que a partir de ahora todo sea más sencillo, me vais a permitir que haga algunas preguntas:
¿Quién se atreve a decir que unas personas que has sufrido tanto por lograr su ansiado objetivo, no tienen el mismo derecho que los demás a ser madres?
¿Acaso alguien duda que este bebé va a ser educado con todo el amor del mundo?
¿Alguien osa decirme que quiere a sus hijos más de lo que ellas quieren a los suyos?
No quiero convertir esto en un acto reivindicativo, sólo pretendía expresar mi alegría, comunicarles a esta pareja lo feliz que me hace la llegada de este nuevo ser al mundo, así que una vez más desde aquí, ¡¡enhorabuena!!