Al Siglo de Oro
Ansiosa
de conocerte me hallo,
fuente
dorada que emanas cultura.
Eclipsada
ante tu hermosura,
campo
florido entrado en mayo.
¿Por
qué me ocultas esa tu dulce miel?
¿Acaso
a compartirla te niegas?
Sin
pretenderlo al corazón llegas
y yo
seguiré estudiándote fiel.
Pasión
que aviva mi hambre de ti,
amor
entre riscos inalcanzable,
mi
alma hambrienta no se rendirá.
Tú,
amado desde que te advertí,
ofrécete
ante mí confortable,
mi
nota final te lo agradecerá.
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