lunes, 19 de octubre de 2009

MI DIOSA AFRODITA VIII

Desde el día que les vi juntos en la casa de Pilar, todo tipo de ideas habían pasado por mi mente, aunque ninguna de ellas se acercaba a la realidad.

- ¿Es usted Sofía? – Sabía perfectamente quien era yo, ya que el inspector le había indicado donde encontrarme.

- Sí. – Contesté de forma escueta.

- Tiene que hablar con mi hermana, está histérica. – Al conocer su parentesco, mi cambio de actitud fue instantaneo. – Mi padre está buscando un abogado, no sé cuando llegará, y yo ya no sé que decirle para calmarla.

- ¡Eres hermano de Pilar! – Él se limitó a asentir sonriendo levemente. - ¿Has hablado con ella?

- Sí. Ya me comentó hace unos días que tenía la intuición de que la policía la estaba investigando, pero le dije que eran paranoias suyas. – Comentó reprochándose no haberla creído. – En una cosa sí tiene razón: mientras estos ineptos la retienen, el asesino de Oscar sigue por ahí tan tranquilo.

Mis dudas persistían, no podía creerla tan a ciegas cómo lo hacía su hermano, sin embargo, la conversación con el inspector no me había convencido lo suficiente como para dar por hecho que había sido ella.

- Yo también estoy muy nerviosa, tanto que ahora mismo no sé si lograría calmarla o por el contrario empeoraría la situación. – Concluí, mientras me levantaba dispuesta a marcharme, pero él me asió del brazo para detenerme.

- Usted también piensa que ha sido Pilar, por eso no quiere verla.

Me quedé como paralizada durante unos segundos, luego me libre de su mano y salí de allí sin dar explicaciones. Pensé que un poco de aire fresco no me vendría mal. Busqué un parque donde poder sentarme, reflexionar con tranquilidad, tratar de ordenar cada detalle, toda la información que me habían dado, lo ocurrido desde el día que fui al anatómico forense a reconocer a mi hijo, y antes de regresar a la comisaría, llamé a un amigo para pedirle un favor.

Lamenté el haber llegado tarde, hasta la mañana siguiente no se me permitía pasar a verla, a quién sí se le concedió ese privilegio, fue al abogado que se presentó poco después. Lo primero que hizo fue buscarme, le agradecí la rapidez, luego le pedí que le diese a Pilar un beso de mi parte. Le indiqué a su hermano que llamase a su padre para decirle que no encontraría uno mejor que éste y satisfecha, me fui a casa a descansar.

2 comentarios:

Magia dijo...

Ahora me ha despistado ese beso mandado. Carburando el resto de los datos quedo. Un saludo. Gracias. Buena semana. Ciao.

Anónimo dijo...

Vaya Sis, realmente me tienes sorprendida, tanto con la historia como con los giros que vas dando en ella, a ver por dónde sales, besitos
Tempodelecer